|
|
|
Sería por el mes de octubre de 1963, un día que mi padre quiso que
lo acompañara al rancho para unas tareas de rutina. Antes de salir del pueblo, pasamos
en su troka GMC a una de las dos únicas gasolineras que en aquel entonces
tenía el pueblo de Río Bravo. Fue allí donde vi por primera
vez a unos motociclistas norteamericanos cargando gasolina para sus motos, y por
su aspecto, quedé muy impresionado. Eran tres motociclistas en dos motos,
para mí parecían inimaginables por su físico y por su atuendo.
Uno de ellos rubio, corpulento con barba larga traía una gorra como las de
nuestros oficiales de tránsito pero de color oscuro; eso, siendo yo niño me hizo
pensar que podían ser policías. Otro de ellos era blanco de pelo negro
con grandes entradas en la frente y de cara afilada. Se veía como un señor
entrando en madurez .El otro era también rubio, delgado y más joven
de pelo corto. Todos traían chaqueta de piel negra y gafas oscuras, pantalones
que parecían grasientos y zapatos pesados como de trabajo. Viendo esas características
de su vestimenta pensé que no podían ser policías o agentes
de tránsito. Pero su aspecto y esas motos me cautivaron.
Al darse cuenta mi padre que yo estaba totalmente absorto viendo a estos seres tan
extraños, me dijo: “No te les quedes viendo tanto a esos tipos, no vaya a
ser que se pongan algo roñosos”. Yo sólo subí el cristal de
la portezuela y los seguí mirando.
Fue en octubre del 2007 que empecé este trabajo, fue entonces que los volví a ver.
Fernando Meza
Xico, Veracruz, 2009
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|